Ella se demoraba demasiado, pensó. Se levantó y también entró a la casa, pero directo al baño de visitas. Necesitaba aliviar al oprimido…Sacó su herramienta, que asomaba en su punta la muestra de la repentina excitación. El espejo le devolvió la imagen de su regalón, erecto y palpitante. Lo aferró en su mano y le dedicó una caricia: tranquilo muchacho, vamos a tener fiesta, te prometo que esta noche entrarás en esa colita soñada. La tentación de masturbarse era grande, así que su mano repitió el masaje.
Toc, Toc, sintió que llamaban a la puerta.
-Si, está ocupado… dijo.
-Eres tú , … era la voz de ella: Juan reaccionó y abrió la puerta, con su verga en la mano… Ella entró rauda, y cerró la puerta. Me tienes loca, dijo, al tiempo que lo abrazaba.
-Y tú a mi, como crees, dijo él, mira como me tienes de caliente. Ella tomó la verga y reemplazó con su mano el masaje. El levantó su falda y comenzó a acariciar los muslos ya sin trabas. Sus dedos recorrían ansiosos, cada centímetro de piel. Sus labios se besaron con pasión, casi desatada.
-Tenemos que apurarnos, antes que se den cuenta, le dijo ella. Sus lenguas se cruzaban en un delicioso juego de besos profundos.
-Si, déjame. La dio vuelta y apoyándola contra el espejo del baño, le levantó su falda. Allí quedó extasiado: tenía ante sus ojos el culo más rosado, prieto y perfecto que había visto, superaba el mejor de sus sueños.
-¡Que exquisito! dijo, al tiempo que comenzaba a acariciarlo. Con sus manos entreabrió las preciosas nalgas recorriendo extasiado el perfecto juego de pliegues que conformaba el pequeño agujerito. Por fin su sueño era realidad, ella respondía con gemidos a esa deliciosa avalancha de caricias. Sus manos, las de ambos, se recorrían los cuerpos, como locos.
Pronto las manos de él, liberaron los pechos, brindándole cálidas caricias, que endurecían sus pezones de frambuesa. A ella le encantaba ese tipo de masaje, los dedos que recorrían con sapiencia cada parte de esas suaves curvas. Estaba extasiada y se dejaba acariciar lanzando tenues gemidos de placer. Las manos de ella acariciaban con suavidad también el duro trozo de carne de él, arrancándole quejidos de gusto. El fue bajando mientras besaba sus pechos, su vientre, y luego, sin pudor, centrándose en el maravilloso sexo de ella. Luego recorrió con su lengua, el contorno de su cintura, girando el apetitoso cuerpo. Ayudado por sus manos que mantenían abiertas las redondas nalgas, introdujo la punta de su lengua en aquel prometedor rincón, húmedo y caliente. La lengua se deslizó en el agujerito, ella aflojó la tensión, permitiendo que el contacto fuera mas intenso. Sus piernas se abrieron un poco más… Deseando que esa caliente lengua profundizara aún mas su intrusión….
El entrar y salir de su sabia lengua trasportaba a la mujer, sentía que sus jugos chorreaban por su sexo. Ella estaba gozando ampliamente, mientras él le penetraba de esa forma novedosa. Habían transcurrido dos minutos solamente, pero a ambos le pareció una eternidad de placer. El amante estaba saboreando las delicias, entrando y saliendo de aquel hermoso agujero, al tiempo que se ingeniaba para deleitarse con los jugos de ella que se deslizaban por sus muslos.
Ella estaba como loca, se abría y cerraba oprimiendo la lengua de el, buscando más placer a cada instante.
Cómela… le dijo, en un gemido de hembra caliente, a la vez que se giraba, apretando su sexo contra el rostro del amante. Y el hombre, no se detuvo. Metía su lengua en medio de la vulva, como si fuera pene, entrando y saliendo. Por su barbilla corrían los jugos de ella, mientras ella le aferraba la cabeza, con ambas manos. Le atraía hacia si, como buscando mayor penetración de la lengua. Su mente deliraba, a ella siempre le había gustado que le chuparan su sexo, y estaba recibiendo la mejor sesión que recordaba. Ni siquiera su marido, que bien conocía su debilidad, le había brindado semejante goce…Un orgasmo enorme le llegó, arrojando profusas riadas de néctar, que él con placer tragó hasta la última gota, sorbiendo cada pliegue de la tórrida zona de su hembra.
Se miraron fijamente, con la mirada cómplice de quienes saben que han hecho algo inusual… se besaron apasionadamente, por ellos no habrían terminado así, tan velozmente, pero arreglaron sus desordenas ropas y salieron del baño, como si nada hubiera ocurrido…. Pero ambos se dieron cuenta, en ese momento que el placer comenzaba…. Y que habría muchas sesiones de goce mutuo en adelante.
Toc, Toc, sintió que llamaban a la puerta.
-Si, está ocupado… dijo.
-Eres tú , … era la voz de ella: Juan reaccionó y abrió la puerta, con su verga en la mano… Ella entró rauda, y cerró la puerta. Me tienes loca, dijo, al tiempo que lo abrazaba.
-Y tú a mi, como crees, dijo él, mira como me tienes de caliente. Ella tomó la verga y reemplazó con su mano el masaje. El levantó su falda y comenzó a acariciar los muslos ya sin trabas. Sus dedos recorrían ansiosos, cada centímetro de piel. Sus labios se besaron con pasión, casi desatada.
-Tenemos que apurarnos, antes que se den cuenta, le dijo ella. Sus lenguas se cruzaban en un delicioso juego de besos profundos.
-Si, déjame. La dio vuelta y apoyándola contra el espejo del baño, le levantó su falda. Allí quedó extasiado: tenía ante sus ojos el culo más rosado, prieto y perfecto que había visto, superaba el mejor de sus sueños.
-¡Que exquisito! dijo, al tiempo que comenzaba a acariciarlo. Con sus manos entreabrió las preciosas nalgas recorriendo extasiado el perfecto juego de pliegues que conformaba el pequeño agujerito. Por fin su sueño era realidad, ella respondía con gemidos a esa deliciosa avalancha de caricias. Sus manos, las de ambos, se recorrían los cuerpos, como locos.
Pronto las manos de él, liberaron los pechos, brindándole cálidas caricias, que endurecían sus pezones de frambuesa. A ella le encantaba ese tipo de masaje, los dedos que recorrían con sapiencia cada parte de esas suaves curvas. Estaba extasiada y se dejaba acariciar lanzando tenues gemidos de placer. Las manos de ella acariciaban con suavidad también el duro trozo de carne de él, arrancándole quejidos de gusto. El fue bajando mientras besaba sus pechos, su vientre, y luego, sin pudor, centrándose en el maravilloso sexo de ella. Luego recorrió con su lengua, el contorno de su cintura, girando el apetitoso cuerpo. Ayudado por sus manos que mantenían abiertas las redondas nalgas, introdujo la punta de su lengua en aquel prometedor rincón, húmedo y caliente. La lengua se deslizó en el agujerito, ella aflojó la tensión, permitiendo que el contacto fuera mas intenso. Sus piernas se abrieron un poco más… Deseando que esa caliente lengua profundizara aún mas su intrusión….
El entrar y salir de su sabia lengua trasportaba a la mujer, sentía que sus jugos chorreaban por su sexo. Ella estaba gozando ampliamente, mientras él le penetraba de esa forma novedosa. Habían transcurrido dos minutos solamente, pero a ambos le pareció una eternidad de placer. El amante estaba saboreando las delicias, entrando y saliendo de aquel hermoso agujero, al tiempo que se ingeniaba para deleitarse con los jugos de ella que se deslizaban por sus muslos.
Ella estaba como loca, se abría y cerraba oprimiendo la lengua de el, buscando más placer a cada instante.
Cómela… le dijo, en un gemido de hembra caliente, a la vez que se giraba, apretando su sexo contra el rostro del amante. Y el hombre, no se detuvo. Metía su lengua en medio de la vulva, como si fuera pene, entrando y saliendo. Por su barbilla corrían los jugos de ella, mientras ella le aferraba la cabeza, con ambas manos. Le atraía hacia si, como buscando mayor penetración de la lengua. Su mente deliraba, a ella siempre le había gustado que le chuparan su sexo, y estaba recibiendo la mejor sesión que recordaba. Ni siquiera su marido, que bien conocía su debilidad, le había brindado semejante goce…Un orgasmo enorme le llegó, arrojando profusas riadas de néctar, que él con placer tragó hasta la última gota, sorbiendo cada pliegue de la tórrida zona de su hembra.
Se miraron fijamente, con la mirada cómplice de quienes saben que han hecho algo inusual… se besaron apasionadamente, por ellos no habrían terminado así, tan velozmente, pero arreglaron sus desordenas ropas y salieron del baño, como si nada hubiera ocurrido…. Pero ambos se dieron cuenta, en ese momento que el placer comenzaba…. Y que habría muchas sesiones de goce mutuo en adelante.
2 comentarios:
Me voy pensando que puedo ser yo.
Es mi imaginacion que me envuelve y me trasporta en esta historia.
Una admiradora tuya de verdad....
todos sabemos que al final es solo una ilusiòn,lectura que te hace soñar pero la dejas de leer y vuelves a tu realidad..........
para pensar en no hacerlo realidad,para que quede la duda ,si pudo ser y no fue.....
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