jueves, noviembre 17, 2005

El valor de la amistad (Cap.VI)


Permanecimos abrazadas durante un par de minutos para después seguir besándonos, rozándonos, acariciándonos. Esta vez fue mi boca la que fue recorriendo su cuerpo: mis labios se desplazaban por su cuello, luego sus hombros, sus pechos, su cintura, hasta que quedó boca arriba. Metí mi cabeza entre sus piernas y empecé a lamerle las ingles al tiempo que ella se agarraba fuertemente a mi cabeza, sus piernas estaban totalmente abiertas recibiendo mis caricias y besos. Cuando mi lengua tocó su sexo sentí un sabor extraño para mi, pero al mismo tiempo muy agradable, le quise recompensar los dos orgasmos que había tenido gracias a ella y empecé a comérselo de verdad, mis uñas se clavaban en sus muslos, mis manos intentaban alcanzar sus pezones y mi lengua y mis labios jugaban con su chochito y su clítoris, hasta que llegó al orgasmo, su cuerpo se tensaba por momentos y luego se relajaba con un profundo suspiro, para luego pasar a un grito más y más fuerte que llegó a asustarme. No cabía duda de que había conseguido darle muchísimo placer.
Otra sensación nueva para mi fue cuando nuestros cuerpos se entrelazaron de tal manera que nuestras piernas hacían de tijeras las unas con las otras hasta llegar a contactar sexo contra sexo, cuando sentí su coño contra el mío un escalofrío me recorrió desde la nuca hasta los pies, era como un chispazo, como una descarga eléctrica, después ella se acercaba a mi y se alejaba para que nuestros sexos depilados y húmedos volvieran a besarse en un acto alucinante, parecía que nuestros labios se juntaban como dos bocas, como nuestros líquidos bañaban nuestros muslos, y nuestros clítoris chocaban, duros y erectos, inflamados. Imaginé al ver nuestros sexos unidos, cómo se sentiría Carlos si las dos estuviéramos así sobre él, sin duda pondría su polla alzada, entre ambos sexos, erguida como un poste asomando de nuestra exquisita unión. De nuevo tuve un orgasmo intenso y ella casi a continuación, esta vez llegué a perder un poco la noción del tiempo, donde estaba, con quien estaba, era como un desmayo, cerré los ojos y me dejé llevar a un mundo desconocido y lleno de placer con otra mujer.
Volvimos a abrazarnos, a acariciarnos y así permanecimos un largo tiempo, tocando nuestros desnudos y sudorosos cuerpos.
Luego nos duchamos juntas para seguir con nuestras caricias y nuestros besos y acabar delante de un espejo riéndonos y viendo como había quedado mi coñito igual que el suyo sin un solo pelo, nunca me lo había visto así y me veía extraña, pero más extraña había sido aquella sesión de sexo con mi amiga. Sentí una vez más, que había dado un nuevo paso para acercarme al placer total.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ahora yo que hago? estoy excitada.. húmeda.. ardiente..

Ufff, ire a relajarme, ahora vuelvo...

Ya... gracias por esperarme, ummm

Me ha encantado todo tu blog, me has enganchado.

Un besito.

Caballero Audaz dijo...

gracias, por las sensaciones que me cuentas. Espero que sigas relajandote y enganchada también....