
Entonces, dándole a Betty unos cinco fuertes bombazos que le arrancaron otros tantos gemidos, me incorporé y, apuntando la cabeza de mi miembro hacia el exquisito hoyito de Susana, empecé a metérselo poco a poco para no lastimarla. Al principio empecé a presionar lentamente, de manera que su exquisito forado se adaptara a mi lanza, para después tomar un ritmo más sabroso. Susana se agachó y se pegó mas a Alonso para recibí mejor aquella caricia, lo cual Alonso aprovechó para mamar los pechos de mi esposa a placer, mientras Susana gemía y gritaba como loca al cumplir su fantasía.
- ¡Oh, grandioso!, ¡Al fin tengo dos buenas vergas dentro de mi!, ¡Que buena cogida me están dando!, ¡Por piedad, no paren!.
Betty, mientras tanto, se había arrodillado justo detrás de mí, de manera que podía gozar plenamente el espectáculo de observar la doble penetración de mi esposa.
Oye, Betty- dije después de un rato de estar cogiendo en esa posición- ¿Por qué no le das a mamar tu chochito a tu esposo?.
- ¡Si, mi vida!- contestó Alonso- ven que te quiero comer ese hoyito lindo.Betty se paró y, subiéndose al sillón, quedó de frente a Alonso y, agachándose, le dio a mamar su rico y jugoso sexo. Los dejé que gozaran un rato así hasta que, tomando las manos de Alonso y poniéndoselas en las nalgas de Betty, le dije: ¿Me ayudas?
¿Qué quieres que haga? –contestó
Ábrele las nalgas a tu esposa y ofréceme su culo delicioso para que yo pueda lamerlo y comerlo como quiera, mientras tu le mamas adelante.
- ¡Ay, si mi vida! – dijo Betty- ¡Ábremelas y deja que Camilo me coma! ¡Caliéntenme para que después, yo ocupe el lugar de Susana! ¡Yo también quiero sentir dos vergas dentro de mí!
Entonces Alonso le abrió las nalgas y yo pude contemplar un culito delicioso, al cual, después de darle un beso cariñoso, empecé a lengüetear y mordisquear con pasión. En ése momento, fui conciente de que en la sala de nuestra casa, solo se oían suspiros, quejidos y gemidos a causa del mucho placer que estábamos sintiendo todos. Así estuvimos un muy buen rato hasta que, no pudiendo soportar mas, Susana se vino estrepitosa y escandalosamente.
Momentos después, era Betty la que ocupaba el lugar de Susana, atrapada entre nosotros con la verga de Alonso en su panochita y mi verga entre sus nalgas. Ella gemía y se movía frenéticamente al sentirse perforada a la vez en sus deliciosos hoyitos, mientras Susana, cansada, observaba la escena fascinada.
- ¡Ay, Betty!- le dije- ¡Ya no puedo contenerme! ¿Dónde quieres mi lechita, amiga?
- ¡Dentro de mí! – contestó- ¡Quiero que los dos se vengan conmigo dentro de mí! ¡Llénenme de su leche calientita!
No pudiendo soportar mas, entre los gemidos y gritos de placer de Betty y los míos propios, solté mi descarga en el interior de mi amiga, mientras Alonso daba claras muestras de estarse viniendo en su vagina. Sacamos los dos miembros chorreantes de Betty, la que arrodillándose, cogió cada verga en una mano y procedió a sorber hasta la última gota de cada uno.
- ¡Oh, grandioso!, ¡Al fin tengo dos buenas vergas dentro de mi!, ¡Que buena cogida me están dando!, ¡Por piedad, no paren!.
Betty, mientras tanto, se había arrodillado justo detrás de mí, de manera que podía gozar plenamente el espectáculo de observar la doble penetración de mi esposa.
Oye, Betty- dije después de un rato de estar cogiendo en esa posición- ¿Por qué no le das a mamar tu chochito a tu esposo?.
- ¡Si, mi vida!- contestó Alonso- ven que te quiero comer ese hoyito lindo.Betty se paró y, subiéndose al sillón, quedó de frente a Alonso y, agachándose, le dio a mamar su rico y jugoso sexo. Los dejé que gozaran un rato así hasta que, tomando las manos de Alonso y poniéndoselas en las nalgas de Betty, le dije: ¿Me ayudas?
¿Qué quieres que haga? –contestó
Ábrele las nalgas a tu esposa y ofréceme su culo delicioso para que yo pueda lamerlo y comerlo como quiera, mientras tu le mamas adelante.
- ¡Ay, si mi vida! – dijo Betty- ¡Ábremelas y deja que Camilo me coma! ¡Caliéntenme para que después, yo ocupe el lugar de Susana! ¡Yo también quiero sentir dos vergas dentro de mí!
Entonces Alonso le abrió las nalgas y yo pude contemplar un culito delicioso, al cual, después de darle un beso cariñoso, empecé a lengüetear y mordisquear con pasión. En ése momento, fui conciente de que en la sala de nuestra casa, solo se oían suspiros, quejidos y gemidos a causa del mucho placer que estábamos sintiendo todos. Así estuvimos un muy buen rato hasta que, no pudiendo soportar mas, Susana se vino estrepitosa y escandalosamente.
Momentos después, era Betty la que ocupaba el lugar de Susana, atrapada entre nosotros con la verga de Alonso en su panochita y mi verga entre sus nalgas. Ella gemía y se movía frenéticamente al sentirse perforada a la vez en sus deliciosos hoyitos, mientras Susana, cansada, observaba la escena fascinada.
- ¡Ay, Betty!- le dije- ¡Ya no puedo contenerme! ¿Dónde quieres mi lechita, amiga?
- ¡Dentro de mí! – contestó- ¡Quiero que los dos se vengan conmigo dentro de mí! ¡Llénenme de su leche calientita!
No pudiendo soportar mas, entre los gemidos y gritos de placer de Betty y los míos propios, solté mi descarga en el interior de mi amiga, mientras Alonso daba claras muestras de estarse viniendo en su vagina. Sacamos los dos miembros chorreantes de Betty, la que arrodillándose, cogió cada verga en una mano y procedió a sorber hasta la última gota de cada uno.
1 comentario:
Esos si que son amigos!!,no sentirán celos unos de otros después de pasada la excitación?
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