
Pero no conforme con ello, me empecé a poner las cortas minifaldas que ya no llevaba al trabajo desde que me casé, esto para que también pudiera ver mis muslos y si era posible hasta los coquetos calzoncitos que uso, por supuesto que dio resultado, su mirada ya no solo se centraba en mis nalgas sino en todo mi cuerpo, haciéndome sentir por momentos como si estuviera totalmente desnuda, también me desabrochaba los primeros dos botones superiores de las blusas para que viera la curvatura de mis pechos que con el brassiere de media copa se me veían apetitosas y cuando entraba a su oficina a entregarle algún documento me inclinaba sobre el escritorio para facilitarle que viera mis senos. Ese jueguito estaba comenzando a gustarme demasiado.
Todo esto dio un magnifico resultado, mi jefe se fue poniendo más coqueto y atrevido cada día y no cesaba de decirme a cada momento lo "bien que me veía vestida como lo hacia ahora", cuando esto sucedía me podía dar cuenta que en su entrepierna se le formaba un "bulto" que inequívocamente era su verga que se empezaba a poner dura, por cierto que aquel "bulto" era bastante grande, lo cual acrecentaba mis fantasías, de las que era tributario, sin saberlo, mi marido, que disfrutaba de noches cada vez mas calientes.
Un buen día me invitó a comer, pero le dije que mejor sería que fuera al día siguiente que era viernes y tenia tiempo, esto fue a propósito ya que mi esposo se iría de viaje la mañana siguiente. Pensé que podría ponerme una minifaldita que apenas me tapaba las nalgas y un poco de los muslos, me quedaba perfectamente ajustada a mi cuerpo y porque con ella se me notaría perfectamente la tanguita negra que llevaría ese día, por la parte de arriba llevaría el brassiere que hacia juego con la tanga y una blusa corta para lucir la cintura que siempre la he tenido bien definida y un arete en forma de corazón que siempre pende de mi ombligo y que me lo regaló mi esposo cuando recién nos hicimos novios en el que está inscrito su nombre.
A la mañana siguiente, a temprana hora, salió mi esposo al viaje y me vestí como lo tenía planeado, al llegar a la oficina llamé la atención de inmediato. Cuando llegó mi jefe, apenas le abrí la puerta, él se quedo boquiabierto y con su morbosa mirada recorrió mi candente cuerpo de pies a cabeza, en seguida noté que su bulto aparecía en su entrepierna, me dijo "lo guapa que estaba" y me recordó que teníamos una cita para ir a comer. Íntimamente experimenté un leve cosquilleo entre mis piernas…
Minutos más tarde entré a su oficina para entregarle una correspondencia que había llegado. Enseguida me desnudó con la mirada y cosa rara me invitó a sentarme en uno de los sillones que están frente al escritorio. Al hacerlo, su mirada se posó automáticamente entre mis muslos donde, seguramente, pudo ver con claridad mi pubis, apenas cubierto con la breve tanga que usaba, a pesar de las pantimedias brillantes color champagne, ya que éstas acostumbro usarlas del tipo "desnuda" que quiere decir que no tienen la calzoneta tradicional sino son del mismo material y textura de pies a cintura. No crucé en ningún momento las piernas para facilitarle que me viera durante el buen rato que estuve sentada frente a él, me imaginaba que tendría la verga bien parada pues a cada momento volteaba a ver entre mis piernas y con esa faldita tan pequeña era inevitable enseñarle mi ropa interior. Me excitaba sobremanera, ver el efecto que podía causar en ese hombre maduro.
Llegó la hora de la salida y con ello el momento de ir a cenar, como habíamos quedado. El resto del personal se empezó a retirar y solo quedamos él y yo. Salimos de la oficina rumbo al estacionamiento para abordar su auto. Mi jefe caballerosamente me abrió la puerta del auto para que yo lo abordara, pero también con la intención de verme las piernas, así que al subir, seguí mi delicioso juego de calentarlo, y abrí las piernas lo suficiente para que él pudiera ver nuevamente y ahora con mas claridad la totalidad de mis muslos y la tanguita que cubría mi palpitante vulva. Durante el trayecto a cada oportunidad mi jefe me miraba, sin ocultar sus ansias de ver mis piernas que por lo pequeño de la falda en verdad apenas me cubrían; yo fingía no darme cuenta, y me llenaba de gusto pensar que lo tenía prácticamente babeando ante mí. Y la verdad es que yo también me sentía humedecer con la situación. (Continuará...)
Todo esto dio un magnifico resultado, mi jefe se fue poniendo más coqueto y atrevido cada día y no cesaba de decirme a cada momento lo "bien que me veía vestida como lo hacia ahora", cuando esto sucedía me podía dar cuenta que en su entrepierna se le formaba un "bulto" que inequívocamente era su verga que se empezaba a poner dura, por cierto que aquel "bulto" era bastante grande, lo cual acrecentaba mis fantasías, de las que era tributario, sin saberlo, mi marido, que disfrutaba de noches cada vez mas calientes.
Un buen día me invitó a comer, pero le dije que mejor sería que fuera al día siguiente que era viernes y tenia tiempo, esto fue a propósito ya que mi esposo se iría de viaje la mañana siguiente. Pensé que podría ponerme una minifaldita que apenas me tapaba las nalgas y un poco de los muslos, me quedaba perfectamente ajustada a mi cuerpo y porque con ella se me notaría perfectamente la tanguita negra que llevaría ese día, por la parte de arriba llevaría el brassiere que hacia juego con la tanga y una blusa corta para lucir la cintura que siempre la he tenido bien definida y un arete en forma de corazón que siempre pende de mi ombligo y que me lo regaló mi esposo cuando recién nos hicimos novios en el que está inscrito su nombre.
A la mañana siguiente, a temprana hora, salió mi esposo al viaje y me vestí como lo tenía planeado, al llegar a la oficina llamé la atención de inmediato. Cuando llegó mi jefe, apenas le abrí la puerta, él se quedo boquiabierto y con su morbosa mirada recorrió mi candente cuerpo de pies a cabeza, en seguida noté que su bulto aparecía en su entrepierna, me dijo "lo guapa que estaba" y me recordó que teníamos una cita para ir a comer. Íntimamente experimenté un leve cosquilleo entre mis piernas…
Minutos más tarde entré a su oficina para entregarle una correspondencia que había llegado. Enseguida me desnudó con la mirada y cosa rara me invitó a sentarme en uno de los sillones que están frente al escritorio. Al hacerlo, su mirada se posó automáticamente entre mis muslos donde, seguramente, pudo ver con claridad mi pubis, apenas cubierto con la breve tanga que usaba, a pesar de las pantimedias brillantes color champagne, ya que éstas acostumbro usarlas del tipo "desnuda" que quiere decir que no tienen la calzoneta tradicional sino son del mismo material y textura de pies a cintura. No crucé en ningún momento las piernas para facilitarle que me viera durante el buen rato que estuve sentada frente a él, me imaginaba que tendría la verga bien parada pues a cada momento volteaba a ver entre mis piernas y con esa faldita tan pequeña era inevitable enseñarle mi ropa interior. Me excitaba sobremanera, ver el efecto que podía causar en ese hombre maduro.
Llegó la hora de la salida y con ello el momento de ir a cenar, como habíamos quedado. El resto del personal se empezó a retirar y solo quedamos él y yo. Salimos de la oficina rumbo al estacionamiento para abordar su auto. Mi jefe caballerosamente me abrió la puerta del auto para que yo lo abordara, pero también con la intención de verme las piernas, así que al subir, seguí mi delicioso juego de calentarlo, y abrí las piernas lo suficiente para que él pudiera ver nuevamente y ahora con mas claridad la totalidad de mis muslos y la tanguita que cubría mi palpitante vulva. Durante el trayecto a cada oportunidad mi jefe me miraba, sin ocultar sus ansias de ver mis piernas que por lo pequeño de la falda en verdad apenas me cubrían; yo fingía no darme cuenta, y me llenaba de gusto pensar que lo tenía prácticamente babeando ante mí. Y la verdad es que yo también me sentía humedecer con la situación. (Continuará...)


7 comentarios:
Buenisima se pone caliente; esperemos a ver si el jefe se la puede ja ja ja,,,
si no siempre queda el esposo para aplacar deseos contenidos,,,
o el amante,,, da lo mismo mientras alguien se ponga......
y lo importante es ponerse sin duda,a como de lugar y en cualquier lugar....disfrutar es el verbo de este verano,amigas...o no?
claro que es el lema de este verano;permiso para todo....
o no caballero audaz?
hagan lo que quieran y sin reprimirse de nada,,,
eeehhh,, me sonó a autorización? quienes la toman? fuera represiones y límites... genial me parece.... pero el verano es largo asi que hay que dejar algo para después...
el despues existe entre comillas disfruta de lo que tienes y no lo pienses mucho....
El poner mucha cabeza hace frenar las emociones
sin duda, sabias me suenan tus palabras, sobre todo para un gozador empedernido....
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