jueves, noviembre 10, 2005

El valor de la amistad (Cap.II)


Después de la cena, nos reunimos en el salón para celebrar con champagne la ocasión que nos había reunido allí. A partir de ahí, las copas iban y venían hasta ponernos todos en un tono más que subido, seguimos bailando, cambiando de pareja y divirtiéndonos de lo lindo, el alcohol ayuda a desinhibirse y en una ocasión que subí a las habitaciones del segundo piso me encontré con varias parejas que hacían algo más que bailar encima de las camas.Abajo continuaba la fiesta y cuando regresé me encontré a Carlos bailando con Teresa, estaba totalmente pegado a ella y la miraba embobado mientras disfrutaba del baile y de su lindo cuerpo, no se lo reprochaba y además era mi amiga, ni siquiera me importaba que él intentara una y otra vez propasarse hacia su trasero muy redondo y levantado, pero ella muy hábilmente sabía zafarse de su acosador. Por lo demás si algo hubiera resultado, yo sabía que tendría mi parte en el botín... Su vestido la favorecía aun más y aquella abertura en uno de sus muslos que mostraba más de la cuenta la hacían aún más atractiva y deseada.En una ocasión ella me pidió que le acompañara al baño, allí compartiríamos nuestros secretos y nuestras cosas, como siempre nos gustaba hacer desde hace tiempo.- Oye, como está tu marido ¿eh? - me dijo.- ¿Si? ¿por qué?- Porque le veo muy caliente, se ha pegado a mí como una lapa y he notado que la tenía dura como una roca, vamos, que estaba como una moto, seguro que esta noche te hace un hijo, jajajaja.- Amiga mía, es que contigo no hay quien pueda, es que pones a todos a cien.- Vamos, no seas modesta, que tú también les pones a correr a todos.- ¿Yo?- Si, antes cuando bailabas no te quitaban ojo, en ese baile medio erótico y provocador que has hecho.- ¿Si? Pues lo habré hecho inconscientemente. - contesté.- Vamos, que sé cuanto te gusta calentar al personal, bonita, igual que a mi, a ver si en una de esas pescáis algo con tu macho, eh? Mira que los conozco.- Si pero me ganas, como siempre, además con ese vestidito y esa abertura, por cierto ¿no llevas bragas?- Si llevo un tanga ¿quieres verlo?Sin responder, se subió el vestido y me mostró una braguita minúscula que tapaba lo imposible, ya que era tan reducida que más que un tanga, era una tirilla estrecha por delante y un hilo por detrás. Me gustaba mirarla y admirarla y a ella le gustaba esa situación.- A ver si te voy a poner caliente a ti también - me dijo, riendo.- Bueno si yo fuera un tío, seguro que ya nos habríamos enredado...- No hace falta que seas un tío para hacerlo, comentó. Teresa nunca me había propuesto nada con ella, pero veía que estaba bastante entusiasmada, por lo que entendí que se me estaba insinuando. El cambio no me importaba en absoluto, es más, en ese momento sentía una gran atracción hacia ella y parecía que se había producido de repente, lo que muchas veces imaginé.- ¿Quieres que pongamos más calientes a los invitados? - me preguntó.- ¿Más aún?- Si, me encanta ser un poco perversa, vamos a montar un numerito que les deje las pollas como postes ¿quieres?- No sé, si, pero... ¿como?- Tú sígueme el juego.... ¿vale?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esos juegos son muy excitantes,resulta interesante saber como una mujer ,puede volver loco a un hombre en cosa de segundos!!!!!