
Le pedí que dejáramos el juego para mas tarde, pues temía que alguien se diera cuenta que ya me había tardado mucho en su oficina y sospechara lo que estaba pasando; me retiré a mi lugar y al caminar sentí de inmediato la humedad que ya mojaba mis calzoncitos, la vulva me latía a mas no poder y un temblorcillo nervioso se apoderó del interior de mi cuerpo, me senté en mi escritorio recordando sus besos pero principalmente en el tamaño que debía de tener su miembro viril, pues aquel "bulto" que pude sentir en mis nalgas era enorme.
Había pasado media hora y debía entrar a su oficina para entregarle una correspondencia que había llegado, me temblaban las piernas al pararme frente a la puerta, toqué advirtiéndole de mi presencia. Abrió la puerta desde el escritorio y pasé, mi jefe ya estaba de pie, fue inevitable dirigir mis ojos a su "bulto" que seguía impresionante, a su vez él miro mi cuerpo y sentí como me desnudaba con la mirada, sin decirnos nada solté los papeles sobre el escritorio y nos entregamos apasionadamente a besarnos en la boca chupando mutuamente nuestras lenguas. Sus manos acariciaban a cada momento un poco mas abajo de mi cadera casi en mis nalgas, pero solo seguía el contorno de la tanguita que se perdía entre mis nalgas y por supuesto su verga se repegaba a mi vientre con mi total complacencia.
Al darme vuelta para retirarme nuevamente, me hizo sentir su verga en mis nalgas y sus manos seguían el contorno de mis pantaletitas ahora por delante. En un momento dado su mano bajó hasta mi palpitante vulva, manoseándola descaradamente, yo me dejaba condescendiente y frotaba con descaro mis nalgas contra su gran erección, mientras recibía sus besos en mi cuello y nuca. Trató de meterme la mano bajo el pantalón aduciendo que quería conocer mi monte de venus, acuciado por la curiosidad despertada en nuestra cena, pero por lo apretado que me quedaba el pantalón no lo logró ni yo le facilité las cosas bajándome el cierre, sino solo le prometí que al día siguiente traería falda para que las cosas fueran mas fáciles y le mostraría mi pubis, para que viera si era como le gustaban las mujeres a él. Mientras le hacia las anteriores promesas, sin saber como, me dí cuenta que mi mano estaba en su verga y le estaba acariciando su enormidad por encima del pantalón. Lo sentí enorme, mucho mas que a mi marido y eso me calentó a mil.
Terminó el día laboral y me fui a casa en compañía de mi esposo que como de costumbre me había ido a recoger al trabajo, sentía remordimiento para con mi marido y pensaba que llegando a casa le compensaría dándonos una formidable cogida para terminar tragando su leche como había empezado a acostumbrarme. Sin embargo seguía pensando en mi jefe, sin poder olvidar sus besos y sobre todo el manoseo que se había dado entre nosotros y el gran bulto de su verga que me daba a imaginar lo enorme que seria su miembro estando en "libertad". Durante el resto de la tarde y noche, solo pensé en esa verga que me volvía loca de lujuria y ya planeaba que al día siguiente llevaría vestido y liguero con medias para que pudiera enseñarle fácilmente mi vello púbico, bajándome las pantaletas y claro, en compensación le pediría que me enseñara su verga en erección. Pensé tanto en esto que tuve un orgasmo adicional con esa sola idea. (Continuará...)
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