lunes, diciembre 19, 2005

Intercambio (Cap. VII)


Se dejaron caer a un sofá, besándose como si la noche empezara recién. Susana metió uno de sus muslos entre las piernas de Betty, oprimiendo su vagina, refregándola con suavidad y buscando excitar el clítoris de su amiga. Betty por su parte, la besaba en el cuello, en la boca, mientras acariciaba sus pechos. Era un carnaval de carne, caliente, dándose con todo. Y ahí estábamos, sus maridos, contemplando el caliente show privado que nos brindaban.
-Que par mas caliente, no?, comentó Alonso, mientras se agarraba la verga.
-sin duda le dije, y parece que quieren olvidarse de nosotros, las muy golosas¡- mientras sentía que mi verga se ponía dura otra vez, ante aquel bello nudo de hembras.
Pero no las interrumpamos todavía, veamos adonde van, no te parece?
Claro, vale la pena mirar esto que no se da todos los días, ja ja ja…
Ellas seguían en su tórrida unión.
Susana parecía dirigir el juego, dando rienda suelta a su goce. Siempre había dicho, en nuestras fantasías, que sería capaz de hacer gozar de manera total a una mujer, y que anhelaba lamer un chochito, y sentir lo que producía su lengua. Y sin duda, estaba dando cumplimiento a su deseo, porque tenía a Betty de espaldas sobre el sofá, en un rico 69, con las piernas levantadas y muy abiertas, dándole una penetración lingual incomparable. Conocedora de los placeres orales en su propio sexo, que era su debilidad en nuestros encuentros amatorios, le propiciaba a su amiga, el mas sabio de los placeres que la boca es capaz de producir, lo que a juzgar por los verdaderos estertores del cuerpo de Betty, estaba logrando con creces. A su vez, le brindaba a Betty, la maravillosa visión de su sexo, a horcajadas sobre su cara, ofreciéndole toda la humedad caliente de su concha, para que se la chupara también. Y así, sus lenguas fueron cumpliendo sus cometidos, lamiéndose mutuamente, en un ritmo frenético, que pronto las hizo gemir de placer, alcanzando cada una un orgasmo bestial, que parecía interminable.
Cada una se retorcía de placer, ese placer que logrado se vuelve desesperante. Una quería que la lengua se retirara de su vagina, pero no sacar la propia de la vagina contraria, y así rodaron por la alfombra, gozando de forma indescriptible. Fueron minutos interminables, al cabo de los cuales se separaron, y se tendieron sobre la alfombra esta vez, una al lado de la otra, exhaustas, mojadas y satisfechas.
Les dimos un aplauso efusivo, y nuestras vergas les rindieron homenaje, lanzándole chorros de jugo a cada una de las atletas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es un buen espectáculo de calentura....vuelvo a reiterar que una mujer es capaz de excitar tanto a hombres como mujeres.....
no lo creen?

Anónimo dijo...

Ummm Caballero Audaz... he de decirte que toda la secuencia de "Intercambios" me ha encantado, excitado, lubricado... ummm

Un besito.

Caballero Audaz dijo...

Anonimo: una mujer no sólo es capaz de eso.... y es genial que sea asi

Galilea: esos Ummm me hacen meditar, y me incentiva a aumentar tu lista de participios... Hace un tiempo aqui mismo propuse jugar con palabras de significado erótico... te imagino especialmente lubricada...