
Con su mano cerró los ojos de Camilo, pidiéndole que los mantuviera así, y poco a poco acercó sus labios a los de él, pasando primero el dedo pulgar por ellos, avisando sobre sus intenciones, estímulo al que él respondió entreabriendo su boca ligeramente. Sofía lo besó despacio, abriéndose camino con su lengua, al tiempo que él acercaba su cuerpo al de ella un poco más... Podía sentir su creciente excitación cuando Camilo dejó caer las manos de la cintura al trasero de Sofía, apretando su cuerpo al suyo... Mientras, el beso ganaba intensidad, con sus lenguas jugando ansiosas, casi devorándose para dejar salir el deseo acumulado durante toda la noche. Y se mordían firmemente los labios, sus lenguas se recorrían, ansiosas, intercambiaban respiraciones entrecortadas...
Sofía bajó por el cuello de él, besando cada rincón, hasta su pecho. Se recreó en sus pezones, excitados, y besó su abdomen, mientras acariciaba con sus manos los costados de su cuerpo. Camilo sólo pudo cerrar los ojos, echando su cabeza hacia atrás, centrándose en todas aquellas sensaciones, acariciando el pelo de ella. Y Sofía seguía bajando hacia el bulto que delataba la enorme excitación de él, que esperaba ansioso que ella hiciera lo que, sin duda, iba a hacer... Ella estaba absorta, y sentía que era esta la oportunidad que había esperado para iniciarse en esas caricias. Ante sus amigas siempre se sentía un poco ridícula, cuando les confesaba que nunca había probado ese tipo de besos. Y es que sin duda esperaba el momento preciso, y ahora sentía que su mente se desbloqueaba, de modo natural, sin remilgos: no desaprovecharía el momento…
Bajó el pantalón y liberó su prisionero, que se mostró enhiesto y firme. Levantando la mirada, observó la expresión de placer del rostro de él. Cierra tus ojos…, le susurró. Y Sofía acercó sus labios, lamiendo primero la punta, para después introducirla del todo en su boca, apretando suavemente sus labios a fin de que él pudiera sentirlo con mayor intensidad. Y comenzó a chupar, rítmicamente, ayudándose por sus manos, que con movimientos rotatorios le provocaban un inmenso placer. Sofía besaba con una suavidad primorosa, sentía que debía hacerlo así ante esa piel tan sedosa y caliente. Su saliva le ayudaba a recorrer cada centímetro de ese trozo varonil, lo disfrutaba, y Camilo de igual forma. El hombre, con sus ojos cerrados se dejaba llevar por esa labor exquisita. Ella prestaba atención a los gemidos de Camilo, que sin duda le daban una valiosa información sobre si lo que ella hacía le gustaba o no... Y todo parecía ir muy bien.
Sofía bajó por el cuello de él, besando cada rincón, hasta su pecho. Se recreó en sus pezones, excitados, y besó su abdomen, mientras acariciaba con sus manos los costados de su cuerpo. Camilo sólo pudo cerrar los ojos, echando su cabeza hacia atrás, centrándose en todas aquellas sensaciones, acariciando el pelo de ella. Y Sofía seguía bajando hacia el bulto que delataba la enorme excitación de él, que esperaba ansioso que ella hiciera lo que, sin duda, iba a hacer... Ella estaba absorta, y sentía que era esta la oportunidad que había esperado para iniciarse en esas caricias. Ante sus amigas siempre se sentía un poco ridícula, cuando les confesaba que nunca había probado ese tipo de besos. Y es que sin duda esperaba el momento preciso, y ahora sentía que su mente se desbloqueaba, de modo natural, sin remilgos: no desaprovecharía el momento…
Bajó el pantalón y liberó su prisionero, que se mostró enhiesto y firme. Levantando la mirada, observó la expresión de placer del rostro de él. Cierra tus ojos…, le susurró. Y Sofía acercó sus labios, lamiendo primero la punta, para después introducirla del todo en su boca, apretando suavemente sus labios a fin de que él pudiera sentirlo con mayor intensidad. Y comenzó a chupar, rítmicamente, ayudándose por sus manos, que con movimientos rotatorios le provocaban un inmenso placer. Sofía besaba con una suavidad primorosa, sentía que debía hacerlo así ante esa piel tan sedosa y caliente. Su saliva le ayudaba a recorrer cada centímetro de ese trozo varonil, lo disfrutaba, y Camilo de igual forma. El hombre, con sus ojos cerrados se dejaba llevar por esa labor exquisita. Ella prestaba atención a los gemidos de Camilo, que sin duda le daban una valiosa información sobre si lo que ella hacía le gustaba o no... Y todo parecía ir muy bien.
1 comentario:
Si, mirar… mirar… yo te he mirado tanto pero no eras para mí,
ahora eres para mí, ya sé donde estás, pero no te acerques, te lo ruego, quédate así, deja que mi mente guarde esta imagen, deja recorrer tu silueta con mis ojos la noche es larga y es una noche para nosotros, y quiero mirarte, nunca te había visto así, tu
cuerpo para mí, tu piel para mi, cierra los ojos y acaríciame…
te lo ruego, reconoce este cuerpo que siempre te pertenece.
No abras los ojos, y acaríciate, es tan exquisito tu cuerpo,
te he soñado tanto que ahora quiero ver todo lo que soñé,
me gusta ver tu piel, así, sigue, te lo ruego, no abras los
ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca
de ti, acariciando tu piel…amor mío, acaricia mi sexo en
tu mente, te lo ruego, despacio, poco a poco dame tu calor.
Es bello tu cuerpo, tu virilidad madura, no te detengas, me gusta mirarte, no abras los ojos, no todavía, no debes tener prisa, ¿me
oyes?, estoy aquí, puedo rozarte, y aun mas sentir tu calor
ahaaa… ¿lo sientes?, es mi calor. No abras los ojos y tendrás
mi piel, tendrás mis labios... Recuerdo cuando te toqué por primera vez, fueron mis labios, sentiste el calor…si…
Tus ojos… no los abras, sentirás mi boca… otra vez, ahaaa…y yo sentiré tu piel, si, el rico calor de tu cuerpo.
Escucha, como mi piel te pide mas…
(Un aporte de...)
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