viernes, octubre 14, 2005

Dos mujeres exquisitas (Final)


Pasaron unos minutos y fuimos a la cama, allí, me acostaron y se dedicaron a mí. Fueron como dos ángeles, delicadas, livianas, eruditas y calientes sobre mi piel. Sus bocas parecían querer comerme, sus dedos, como arañas, recorrían mi piel como si pintaran sobre una tela, una imagen surrealista y caótica, pero llena de verdad y mucha pasión.
Luego, me dejaron tomar la iniciativa a mí y tuve que dar lo mejor de mí para complacer a tan maravillosas damas.
Primero besé suavemente a Amapola e invité a Andrea a sumarse, mientras mis manos buscaban su sexo. Andrea tomó mi mano y la llevó hasta el sexo mojado de Amapola y guió mi mano para que hiciera movimientos suaves y circulares sobre el sexo hermoso de Amapola, mientras con su mano libre acariciaba sabiamente mi verga.
Cuando Amapola amenazaba con estallar de calor y humedad, me susurró que la penetrara. Mientras me erguía para cumplir con esa exquisita petición, Andrea aferró mi arma erecta y extendió con ambas manitos los jugos a todo su largo, para enfilarla luego entre las piernas de su amiga, buscando el centro del goce, entreabriendo con la punta esos labios ardientes de Amapola y ayudando con gran esmero a que mi herramienta se hundiera cabalmente en la carne espléndida.
Ahhhh, que rico, gemía Amapola sintiéndome entre sus muslos...
Luego de unos instantes, mientras disfrutábamos en un ritmo cadencioso, Andrea se ubicó al lado nuestro, besándome de modo exquisito, y acarició un pecho de Amapola, suavemente, con delicadeza, y luego se inclinó, un poco mas hasta besar los pequeños pechos de Amapola.
mmmmmm. te gusta?, susurró Andrea, y ambos, Amapola y yo, respondimos con un estremecimiento profundo e intenso, entregándonos un orgasmo que pareció prolongarse por interminables minutos. Parecía que nuestros temblores no cesaban, mientras de mi interior surgían bocanadas de lava ardiente, que Amapola recibía con los ojos muy cerrados y una expresión de placer en su hermoso rostro.
Pero, si yo, egoísta, machista, ignorante, pensaba que allí acababa todo, estaba equivocado, puesto que por un mínimo acto de justicia sexual, debía hacer algo parecido con Andrea. Ella se apartó, se acostó, y pude observar su bello cuerpo, totalmente desnudo, allí, esperando cobrar también algo del precio del placer. En medio de su sexo, orlado de espesos vellos oscuros, dos carnosos labios rosados, reclamaban la presencia de mi lengua. Asumí mi labor con renovada energía, dispuesto a compensar con celo, parte del placer recibido.
Así, me fui dedicando a besar cada pliegue, cada línea de piel, caliente, sirviéndome de barómetro, los gemidos que arrancaba de Andrea. Allí, tendida en el lecho, con sus piernas abiertas, y su sexo entregado a mi boca, comenzó a desfallecer, al tiempo que yo sentía que mi verga crecía nuevamente. Amapola, ya se había percatado de ello y sus manos ágiles ayudaron a concluir la erección. Andrea comenzó a agitarse y retorcerse bajo mis caricias, de modo muy intenso, lanzando quejidos tenues, pero sin dolor, era solo placer, que me trasmitía en cada oleada de jugos que brotaba de su íntimo rincón. Mientras, Amapola se había deslizado bajo mi cuerpo, y nuevamente se ocupaba de mi verga, la que ya sabía el camino de su placer. La escena, era incendiaria: mi boca sumida en el cuerpo de Andrea, y mi arma, enterrada en Amapola, los tres agitándonos, presos de un frenesí apasionado: la búsqueda de gozar como fuera.
Nos fuimos los tres al unísono, en una mezcla de gemidos y roces de piel mojada, besos, abrazos, en una muestra de lujuria sin límites.
Nunca, realmente nunca, una mujer (o mejor dicho, dos mujeres) me habían enseñado que el sexo es un arte, el más maravilloso y complejo arte de gozar de a tres. Y el atardecer terminaba, dando paso a la noche, la que se adivinaba cálida y larga. Pero esa será otra historia…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El final es como el principio,se vuelve a vivir lo que una vez te sucedió.
Solo que es otra escena y diferente persona............

Erotismo dijo...

eso me recuerda que aun no he ocmpletado mi fantasia de estar con dos mujeres a la vez... y creo que debo de hacerlo ya mismo.

Anónimo dijo...

Somos dos mujeres dispuestas a cumplir tu fantasia Eros!!!!