
El Chocolate además de ser mi alimento favorito, es considerado el alimento de los dioses; tiene un efecto revitalizante sobre el sistema nervioso central, contiene una sustancia denominada teobromina (xantina) que ayuda a combatir la fatiga y actúa como estimulante, mejorando la respiración (ventilación pulmonar) y consecuentemente la oxigenación celular mejorando la circulación sanguínea, muy importante para alcanzar un mejor rendimiento sexual. Posee un aminoácido que estimula al cerebro a producir feniletilamina, un químico que se libera al hacer el amor, es rico en antioxidantes. Es uno de los alimentos afrodisíacos más ricos, su sabor es inigualable, es de origen Mexicano y algunos lo consideran un sustituto del sexo.
Pero por qué sustituir el sexo por el chocolate?, mejor hacerlo parte de él o no? ……
Disfruto mucho el comer chocolate, me gusta el pastel de chocolate, la malteada de chocolate, el helado de chocolate, en fin todo lo que contenga chocolate, mis chocolates favoritos son los que tienen cereza, las cerezas cubiertas de chocolate me fascinan. Lo que más disfruto es la forma en que el chocolate se derrite en mi boca, el sabor se extiende por todo el paladar, su sabor exquisito y cremoso. Me gusta comerlo a solas, en compañía de un buen amigo, acostada en mi cama con las luces apagadas, viendo una película o en cualquier lugar y de la forma que sea. Pero nunca lo había comido de la forma en que lo hice.
Era una tarde común. Nada parecía ser fuera de lo normal, me conecté al internet, y en MSN me encontré con mi mejor amigo. Me saludó y comenzamos a platicar, poco a poco la plática subió de tono, las cosas que le decía lo pusieron un poco impetuoso, puso su webcam y me mostró como estaba. Desabrochó su pantalón, sacó su pene que lo tenia muy duro y erecto. Ver como se masturbaba era muy excitante, comencé a sentir como se humedecían mis pantaletas, mientras que yo le decía cosas para que siguiera, me encantaba verlo masturbarse, me excitaba la forma en que deslizaba su mano en su pene, me daban ganas meterme a la pantalla y ayudarlo. Acariciaba la punta de su miembro y bajaba por su tronco, podía ver sus testículos y como se los tocaba, los acariciaba… Al verlo, yo mojaba las pantaletas tanto, que el liquido escurría por mi entrepierna; decidimos calmarnos, pero me confesó que estaba bastante animado y no podía quedarse así, con solo masturbarse, me dijo que si no hacía algo esa noche no iba a poder dormir. Y yo no quería dejarlo así, ni yo me quería quedar así, con el antojo… no me conformaba con solo verlo, quería tocarlo, y hacerle esas cosas que a él le gustan. Quedamos de vernos en un par de horas en el lugar de siempre.
El tiempo pasó rápido, llegamos a la playa de siempre, había algo de gente, demasiada diría yo, para ser el atardecer. Hubiéramos preferido que el lugar estuviera solo, pero nada se podía hacer; sin embargo el hecho de que alguien pudiera vernos o darse cuenta de lo que estábamos o pretendíamos hacer nos excitaba.
Para mi sorpresa, él me sorprendió con un chocolate, uno de mis preferidos. Le pregunté si podía comérmelo, a lo que respondió que si, o que podía untarlo, así?, dije, de forma pícara. En ese momento sentí como su mano se deslizaba por mi pierna, bajé la cremallera de su pantalón con una de mis manos, mientras que con la otra agarraba el chocolate para llevármelo a la boca, saqué su pene del pantalón y lo acaricié de abajo hacia arriba muy despacio, su mano seguía deslizándose sobre mi, llegando a mis bragas y a medida que sentía su mano más cerca de mi cosita yo disfrutaba el chocolate que se derretía en mi boca. Metí mis dedos a mi boca para tomar un poco de chocolate derretido revuelto de saliva y lo untaba en su majestuoso pene. Llené toda su verga de chocolate y saliva. Sus dedos jugaban con mi clítoris y mi vagina se mojaba pues estaba muy excitada, de pronto sentí como su dedo se introdujo de un solo jalón, eso me provocó un éxtasis total. Casi llega un orgasmo de inmediato, lo que provocó que apretara su pene con fuerza. Me sujeté de su verga, mientras él metía y sacaba su dedo y me hablaba al oído, me preguntaba si me gustaba, si estaba bien, si estaba apunto de venirme, me decía que disfrutara, que me viniera, estaba muy excitada que no podía hablar. Sólo decía si a todo lo que escuchaba. Quería decirle tantas cosas, pero sentía que si decía algo, a la primera palabra soltaría un grito de placer, y el saber que había personas alrededor me detenía.
Mientras tocaba su pene y lo jalaba, el introducía su dedo en mi y al volverlo a meter de un jalón me vino un primer orgasmo que me hizo apretar su verga con fuerza. Dejé de acariciarlo y solo lo tomé con mi mano con fuerza, tratando de sujetarme en su dureza, eso me excitaba más. Me seguía hablando, y cuando parecía que el efecto placentero del orgasmo se iba, comenzó a introducir su dedo más a prisa, lo que me provocó un segundo orgasmo, casi montado sobre el anterior. Metió nuevamente con fuerza hasta que el dedo ya no podía entrar más y así lo hizo en varias ocasiones, de tal manera que rápidamente me hizo alcanzar el tercer orgasmo con la misma fuerza de los dos anteriores. La respiración se me iba, sentía que iba a gritar, ya no podía hablar y solo mordía mis labios del placer que me producía. Sólo atinaba a sujetarme de su pene, para aguantarme las ganas de gritar. Me preguntó si ya había terminado y por fin pude responder si, con la respiración un poco agitada todavía.
Después de todo lo que me había hecho sentir ahora era mi turno: quería darle el placer que me había dado a mi, quería que el también disfrutara, tanto, igual o más que yo. Aún tenia algo de chocolate en mi boca, así que volví a ensalivar su verga, dejándola toda cubierta de saliva, y yo bajaba y subía con mi mano por todo su pene, hasta que ya no resistí la tentación de llevarlo a mi boca. Tenia tantas ganas de chupárselo, de tenerla en mi boca, sentirla dentro de mi que no lo pensé y comencé a chupar, primero la punta, luego lo recorrí con la lengua desde abajo hasta arriba y lo metí entero en mi boca. Sujetaba su verga con una de mis manos, y mis labios y lengua se deslizaban, subiendo y bajando, succionando de vez en cuando. Jalaba con mi mano, chupaba la punta de la verga. Me encanta hacerle eso, con la punta de mi lengua y con mis labios apretaba y masajeaba la punta, y luego volvía a introducir toda su verga en boca. El sabor era encantador, todo su pene sabía a chocolate, solo quería seguir chupándolo, su pene olía a chocolate, sabía a chocolate y la sensación embriagadora que sentía en mi paladar era exquisita.
Comencé a meterlo y sacarlo cada vez más rápido de mi boca, y a subir y a bajar mi mano y lo apretaba, de pronto de su pene comenzaron a salir gotitas de semen, y comencé a succionar y a apretar con mis labios su verga, las gotas se volvieron chorros de semen y pronto tuve mi boca llena de semen y el sabor de su semen era rico, la saliva chocolateada y su semen todo revuelto en mi boca, era increíble, probar su leche siempre era algo deleitable, tenerlo en mi boca y tragarlo todo, era algo que disfrutaba hacer, pero en esta ocasión, era mucho mejor: era delicioso el sabor, la mixtura del semen y el chocolate. Sentí su respiración agitada, y para arrancar sus últimos quejidos, chupé y tragué todo lo que encontré, el derrame fue abismante y luego, en medio de besos, le di una última y cortés pasada con mi lengua.
Disfrute al máximo chupárselo. Aún tengo el sabor grabado en mi mente, y al probar un chocolate no puedo evitar el recordar lo mucho que disfruté ese día. Recordar su verga, su forma, su olor y sabor, el sabor del placer.
(Un exquisito aporte de An, publicado en www.mujeres59.com)
Pero por qué sustituir el sexo por el chocolate?, mejor hacerlo parte de él o no? ……
Disfruto mucho el comer chocolate, me gusta el pastel de chocolate, la malteada de chocolate, el helado de chocolate, en fin todo lo que contenga chocolate, mis chocolates favoritos son los que tienen cereza, las cerezas cubiertas de chocolate me fascinan. Lo que más disfruto es la forma en que el chocolate se derrite en mi boca, el sabor se extiende por todo el paladar, su sabor exquisito y cremoso. Me gusta comerlo a solas, en compañía de un buen amigo, acostada en mi cama con las luces apagadas, viendo una película o en cualquier lugar y de la forma que sea. Pero nunca lo había comido de la forma en que lo hice.
Era una tarde común. Nada parecía ser fuera de lo normal, me conecté al internet, y en MSN me encontré con mi mejor amigo. Me saludó y comenzamos a platicar, poco a poco la plática subió de tono, las cosas que le decía lo pusieron un poco impetuoso, puso su webcam y me mostró como estaba. Desabrochó su pantalón, sacó su pene que lo tenia muy duro y erecto. Ver como se masturbaba era muy excitante, comencé a sentir como se humedecían mis pantaletas, mientras que yo le decía cosas para que siguiera, me encantaba verlo masturbarse, me excitaba la forma en que deslizaba su mano en su pene, me daban ganas meterme a la pantalla y ayudarlo. Acariciaba la punta de su miembro y bajaba por su tronco, podía ver sus testículos y como se los tocaba, los acariciaba… Al verlo, yo mojaba las pantaletas tanto, que el liquido escurría por mi entrepierna; decidimos calmarnos, pero me confesó que estaba bastante animado y no podía quedarse así, con solo masturbarse, me dijo que si no hacía algo esa noche no iba a poder dormir. Y yo no quería dejarlo así, ni yo me quería quedar así, con el antojo… no me conformaba con solo verlo, quería tocarlo, y hacerle esas cosas que a él le gustan. Quedamos de vernos en un par de horas en el lugar de siempre.
El tiempo pasó rápido, llegamos a la playa de siempre, había algo de gente, demasiada diría yo, para ser el atardecer. Hubiéramos preferido que el lugar estuviera solo, pero nada se podía hacer; sin embargo el hecho de que alguien pudiera vernos o darse cuenta de lo que estábamos o pretendíamos hacer nos excitaba.
Para mi sorpresa, él me sorprendió con un chocolate, uno de mis preferidos. Le pregunté si podía comérmelo, a lo que respondió que si, o que podía untarlo, así?, dije, de forma pícara. En ese momento sentí como su mano se deslizaba por mi pierna, bajé la cremallera de su pantalón con una de mis manos, mientras que con la otra agarraba el chocolate para llevármelo a la boca, saqué su pene del pantalón y lo acaricié de abajo hacia arriba muy despacio, su mano seguía deslizándose sobre mi, llegando a mis bragas y a medida que sentía su mano más cerca de mi cosita yo disfrutaba el chocolate que se derretía en mi boca. Metí mis dedos a mi boca para tomar un poco de chocolate derretido revuelto de saliva y lo untaba en su majestuoso pene. Llené toda su verga de chocolate y saliva. Sus dedos jugaban con mi clítoris y mi vagina se mojaba pues estaba muy excitada, de pronto sentí como su dedo se introdujo de un solo jalón, eso me provocó un éxtasis total. Casi llega un orgasmo de inmediato, lo que provocó que apretara su pene con fuerza. Me sujeté de su verga, mientras él metía y sacaba su dedo y me hablaba al oído, me preguntaba si me gustaba, si estaba bien, si estaba apunto de venirme, me decía que disfrutara, que me viniera, estaba muy excitada que no podía hablar. Sólo decía si a todo lo que escuchaba. Quería decirle tantas cosas, pero sentía que si decía algo, a la primera palabra soltaría un grito de placer, y el saber que había personas alrededor me detenía.
Mientras tocaba su pene y lo jalaba, el introducía su dedo en mi y al volverlo a meter de un jalón me vino un primer orgasmo que me hizo apretar su verga con fuerza. Dejé de acariciarlo y solo lo tomé con mi mano con fuerza, tratando de sujetarme en su dureza, eso me excitaba más. Me seguía hablando, y cuando parecía que el efecto placentero del orgasmo se iba, comenzó a introducir su dedo más a prisa, lo que me provocó un segundo orgasmo, casi montado sobre el anterior. Metió nuevamente con fuerza hasta que el dedo ya no podía entrar más y así lo hizo en varias ocasiones, de tal manera que rápidamente me hizo alcanzar el tercer orgasmo con la misma fuerza de los dos anteriores. La respiración se me iba, sentía que iba a gritar, ya no podía hablar y solo mordía mis labios del placer que me producía. Sólo atinaba a sujetarme de su pene, para aguantarme las ganas de gritar. Me preguntó si ya había terminado y por fin pude responder si, con la respiración un poco agitada todavía.
Después de todo lo que me había hecho sentir ahora era mi turno: quería darle el placer que me había dado a mi, quería que el también disfrutara, tanto, igual o más que yo. Aún tenia algo de chocolate en mi boca, así que volví a ensalivar su verga, dejándola toda cubierta de saliva, y yo bajaba y subía con mi mano por todo su pene, hasta que ya no resistí la tentación de llevarlo a mi boca. Tenia tantas ganas de chupárselo, de tenerla en mi boca, sentirla dentro de mi que no lo pensé y comencé a chupar, primero la punta, luego lo recorrí con la lengua desde abajo hasta arriba y lo metí entero en mi boca. Sujetaba su verga con una de mis manos, y mis labios y lengua se deslizaban, subiendo y bajando, succionando de vez en cuando. Jalaba con mi mano, chupaba la punta de la verga. Me encanta hacerle eso, con la punta de mi lengua y con mis labios apretaba y masajeaba la punta, y luego volvía a introducir toda su verga en boca. El sabor era encantador, todo su pene sabía a chocolate, solo quería seguir chupándolo, su pene olía a chocolate, sabía a chocolate y la sensación embriagadora que sentía en mi paladar era exquisita.
Comencé a meterlo y sacarlo cada vez más rápido de mi boca, y a subir y a bajar mi mano y lo apretaba, de pronto de su pene comenzaron a salir gotitas de semen, y comencé a succionar y a apretar con mis labios su verga, las gotas se volvieron chorros de semen y pronto tuve mi boca llena de semen y el sabor de su semen era rico, la saliva chocolateada y su semen todo revuelto en mi boca, era increíble, probar su leche siempre era algo deleitable, tenerlo en mi boca y tragarlo todo, era algo que disfrutaba hacer, pero en esta ocasión, era mucho mejor: era delicioso el sabor, la mixtura del semen y el chocolate. Sentí su respiración agitada, y para arrancar sus últimos quejidos, chupé y tragué todo lo que encontré, el derrame fue abismante y luego, en medio de besos, le di una última y cortés pasada con mi lengua.
Disfrute al máximo chupárselo. Aún tengo el sabor grabado en mi mente, y al probar un chocolate no puedo evitar el recordar lo mucho que disfruté ese día. Recordar su verga, su forma, su olor y sabor, el sabor del placer.
(Un exquisito aporte de An, publicado en www.mujeres59.com)
1 comentario:
Mmm nada como el chocolate y el sexo, y más si están juntos...
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