
Una nueva oportunidad surgió luego, al momento de estar sentados en torno a la mesa. Ella buscó el momento de sentarse en una silla desocupada al lado de él. El resto de los invitados, colmaba los demás lugares, conversando de variados temas. Bajo la mesa, inmediatamente hizo sentir su muslo apegándose a él. La llamada de alerta fue instantánea. Su pene nuevamente comenzó a presionar entre las piernas. Respondió con una ligera presión hacia su muslo. Disimuladamente, bajó una mano y tocó su muslo tibio. Estaba con las piernas cruzadas, de manera que el tajo de su falda, dejaba desnuda gran parte de su pierna. El roce de su piel lo llevó al cielo, su excitación se desató, pero debía disimular. Ella no hizo ningún ademán de reacción. Conversaba con los demás, indiferente, pero él sabía que era solo un ardid, pues sin duda estaba conciente de lo que estaba pasando. Lentamente, los dedos del hombre recorrieron su pierna, de la rodilla subiendo con suavidad... eran dedos que sabían desplazarse. Sabía que una buena caricia no podía ser rápida, y que bien dada era capaz de producir un efecto interesante… Pero un inconveniente se presentaba, el corte de su falda obstruía el avance hacia posiciones más propicias. Por ello, comenzó a presionar con suavidad pero dando evidencia del obstáculo. Con gran sorpresa, ella descruzó sus piernas, concediendo la autorización de acceso que él esperaba. Los dedos del hombre avanzaron con parsimonia entre los muslos de ella, que se fueron separando con complicidad al ritmo del avance. La palma completa de la mano, se unió al fantástico viaje, acariciando por completo el interior del muslo derecho de ella. Los dedos ágiles se detuvieron, pasmados, al tocar el vértice en que se unen los muslos. Un suave y mullido triángulo de vellos era la recepción que le esperaba: ¡¡ella estaba sin calzones!!. El casi dio un salto en su silla, pero quien sí lo hizo fue su herramienta. Nuevamente otra gota saltó de su envase. Los dedos expertos, entreabrieron el maravilloso par de labios de su sexo, con pericia. Su dedo medio se hundió un segundo en los deliciosos pliegues. Estaba caliente y anegada en un jugo lubricante, su clítoris ligeramente levantado… Fue un segundo, pues la mano de ella, tomó la de él y la retiró, al tiempo que volvía a cruzar sus piernas, clausurando la diversión. Acto seguido se levantó de la mesa, llevando un plato hacia la cocina. Nuestro héroe, quedó allí, empalmado, y sin poder levantarse, para no hacer evidente la erección ante los demás. Mientras se relamía de gusto, pensó: que caliente, estamos listos…
5 comentarios:
Esta historia es mia 100%
yo la viví.........
Caballero audaz me gusta como tu escribes, me atrapaste en la primera historia y si tu quieres puedo seguir atrapada.
quiero mas y mas historias tuyas para que me vuelvas a cautivar como tu acostumbras a hacerlo.
Te espero pronto.
Me encantan las historias que estas escribiendo, me encanta la autora pienso que deve ser emocionante ser protagonista la envidio los felicito.
chau..
Mira yo leo cada pagina que escribes y cada vez creo sentirte mas cerca de mi piel quiero sentir , quiero tocarte de nuevo quiero tu perfume de tu cuerpo ,creo que estoy alucinando pero eso es lo que siento.
perdon perdon.
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