viernes, diciembre 09, 2005

Intercambio (Cap. III)


Ella se arrodilló delante de mí y empezó a lengüetear la cabeza de mi verga como si estuviera comiéndose un helado, para después metérsela toda en la boca y chuparla con pasión. Después de un rato de estar así, escuché a Alonso que decía:
Oye, Betty, ven para que te mamemos ahora como querías.Y así, Betty se sentó en medio de nosotros, tomando nuestras vergas en sus manos y sobándolas, mientras nosotros le sorbíamos los pechos y Susana se hincaba a su vez frente a Alonso para seguir su labor.
¿Rico, mi vida? –le pregunte a Susana.
¡Mmmm! –dijo con la boca llena de verga- En verdad que tiene un pito delicioso. Está muy jugoso.
Después de un rato de estar así, nos separamos para desnudarnos totalmente y así poder contemplarnos a gusto. En verdad que Betty tenía un cuerpo delicioso con un culito muy redondo y un vulva peludita que invitaba a comérsela.- Oye, Alonso, ellas ya tuvieron su juguete en la boca y lo gozaron a placer, ¿No crees que es hora que nosotros les correspondamos?
- ¡Claro, Camilo! – dijo Alonso, ya con toda la confianza del mundo- ¡Oye, Susana! ¿Por qué no te subes al sillón y me pones tu conchita en la boca? ¡Tengo ganas de comerte toda!
¡Claro, Con todo gusto!
¡Y tu, Betty, ven y dámela tu también!
Ellas se subieron al sillón y, parándose frente a nosotros, se agacharon un poquito, de manera que sus choritos quedaron justo en nuestras bocas. Yo empecé a besar y lamer la vulva de Betty, la cual estaba húmeda y rezumando jugos de su excitación. Después de pasarle la lengua por todos lados, me fui directo a su clítoris para chupárselo, mordérselo y besárselo de manera que ella empezó a emitir unos quejidos deliciosos que me hicieron saber que en verdad estaba gozando con mis caricias. Escuchaba también a Susana como gozaba de las caricias de Alonso y de cuando en cuando, volteaba a ver las caras de placer que ellas tenían y que a mí me excitaban mucho. En una de tantas miradas, puede ver como ellas, seguramente excitadas al máximo, volteaban sus caras para fundirse en un beso erótico y caliente. Sus lenguas se restregaban con pasión mientras se acariciaban mutuamente los pechos para tratar de calmar su calentura. Estuvimos un muy buen rato así hasta que Susana se bajó del sillón y, agachándose, volvió a tomar la verga de Alonso en su boca y a mamársela con desesperación. Yo, al ver sus hermosas nalgas al aire, no pude contenerme y, dando un último lengüetazo a la concha de Betty, me paré, apunte la cabeza de mi verga hacia el hermoso hoyito de Susana y empecé a metérselo poco a poco, de manera que ella pudiera gozar de mi cogida, mientras Betty se paró a mi lado y besándome, agarró con una mano mis huevos y empezó a darles un masaje delicioso. Yo sentí riquísimo al saber que por un lado, ella me besaba y me agarraba la verga y, por el otro, me estaba cogiendo a Susana en esa posición, quien ya para entonces gemía y se quejaba de una manera por demás excitante, sin dejar lugar a dudas que le estaba gustando la orgía que le estábamos dando.
- ¡No seas malo, Camilo! – dijo Betty- ¡Yo también necesito que me consueles! ¡Necesito tener tu verga dentro de mi!
¡Pues ven, mi querida amiga!. Siéntate en el sillón y abre tus piernas para que te pueda meter mi consolador.
Betty se sentó en el sillón con sus piernas bien abiertas, yo me hinqué y, apuntando la cabeza de mi verga hacia su coñito precioso, se la metí de un solo golpe. Betty suspiró y emitió un quejido largo que me demostró por demás que le gustó sentir mi miembro dentro de ella. Susana, mientras tanto, se volteó dando la espalda a Alonso y, tomando su verga en su mano, se la acomodó, dejándose caer en ella y recibiendo una profunda penetración. Ni tardo ni perezoso, Alonso empezó a sobarle y a pellizcarle las tetas a Susana para aumentar mas su placer, mientras que yo por mi lado, seguía cogiéndome a Betty y, aprovechando la posición, también le mamaba los pechos. Ella se movía frenéticamente, de tal manera que al poco tiempo de estar cogiendo, tenía sus nalgas al aire, lo cual me facilitaba enormemente las cosas para meterle la verga hasta adentro, para arrancarle gemidos de placer.
Mientras tanto, Susana se había volteado de cara a Alonso, quien continuaba sentado y con su verga dentro de mi esposa, que subía y bajaba de esa verga en forma moderada, imagino para poder gozar plenamente la caricia que recibía. Al ver las nalgas de Susana como subían y bajaban, voltee a ver a Alonso y le dije:
- ¿Sabes, Alonso?, Susana y yo siempre hemos tenido la fantasía de coger con otro hombre al mismo tiempo. Tu sabes, tener dos vergas dentro de ella al mismo tiempo.
¿Te refieres a una doble penetración? –preguntó incrédulo.
Si – contestó Susana- y como Alonso ya está deliciosamente acomodado en mi chorito, ¿por qué no me la metes tu por detrás, mi amor?
¡Guau, Susana!- intervino Betty con mi verga aun dentro de ella- ¡Jamás pensé que fueras tan caliente, ni que Camilo cogiera tan rico!
¿Me das permiso, mi linda amiga?- pregunté a Betty.
¡Claro, mi amor! ¡Esto es algo que tengo que ver!

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