miércoles, noviembre 16, 2005

El valor de la amistad (Cap.V)


- Lo primero - dijo - es cortar con las tijeras todos los pelitos más largos para que sea más fácil con la máquina.Yo me tumbé por completo en la cama y me dejé hacer, ella lo hacía con mucha suavidad y con mucha dulzura. Una vez acabó con las tijeras, me extendió una especie de bálsamo blanquecino y lo dejó actuar sobre mi pubis.- Con esto, los pelos se debilitarán y ahora vas a sentir un poco de dolor, pero solo un poquito.La depiladora eléctrica se posó sobre mi sexo y comenzó el trabajo. Los primeros tirones eran algo dolorosos, pero soportables, pero a medida que aquella maravillosa máquina trabajaba iba haciendo unos masajes en la zona y el dolor se convirtió en una especie de cosquilleo. Yo cerré mis ojos y dejé hacer, era como sentir la aproximación de uno de esos juguetitos eléctricos que usaba a veces en las mañanas. Con sus dedos me tocaba las ingles, rozaba mi pubis, separaba mis labios y seguía recorriendo todo mi sexo. Yo ya estaba supercaliente y sabía que ese juego no podría detenerse. Yo conocía mi carne y solo pensaba en la sorpresa que daría a Teresa cuando se desatara mi volcán. Sentí que sería rico contarle a Carlos que finalmente había conseguido lo que él tanto quería, y sabía que me retaría por haberlo omitido en la fiesta. Aquellos masajes me estaban volviendo loca. Cuando me quise dar cuenta, estaba totalmente depilada, nunca había visto mi sexo así, siempre acostumbro a recortármelo, depilarme las ingles, pero nunca me había visto así sin ningún pelito, parecía el chochito de una niña.- Ahora lo tienes un poco irritado y sonrojado, pero en cuanto te dé el aceite notarás más alivio. - me comentó.Así fue, aquel frío aceite producía una agradable sensación después de haber estado toda la zona un poco sensible a la depilación.- Te ha quedado perfecto - dijo - verás esta noche como Carlos quiere comérselo...hay que variar el manjar, linda...Sus manos no dejaban de acariciar mi sexo y yo me dejaba hacer, me encantaba, sentía un gusto increíble. De repente, encontré su cabeza entre mis piernas y sus labios empezaron a besar toda mi intimidad, había conseguido calentarme increíblemente y seguramente ya se había dado cuenta de lo mojada que tenía mi zona crítica, pues yo estaba totalmente entregada a todo lo que me hiciera. Después fue su lengua la que empezó a rozar mis ingles, mi monte de venus y a continuación recorrer cada rincón íntimo, lo hacía con maestría y cuando rozó mi clítoris emití un gemido intenso y cargado de placer, pues con Carlos era distinto, era igual de placentero, pero la dulzura se sentía diferente, algo en el roce de la lengua, la diferente manera de succionar, la suavidad. Primero se retiraba, me miraba a los ojos, me sonreía y a continuación seguía chupando, besando y lamiendo mis labios vaginales, su lengua hacía maravillas y en pocos segundos me invadió un orgasmo delicioso, y distinto a los que había tenido con un hombre.- Ahhhhh, ahhhhh, Teresa, que bien.... - es lo único que alcancé a decir.Me sonrió y siguió acariciando mi sexo con una mano mientras con la otra rozaba mis duros pezones al mismo tiempo que con su boca seguía el contorno de mis muslos. La muy cabrona sabía como dar gusto y yo estaba en la gloria.- ¿Te ha gustado? - me preguntó.- ¿Que si me ha gustado?... me ha encantado.Se colocó encima de mí de tal forma que quedamos abrazadas, como dos cuerpos fundidos, yo debajo y ella sobre mí. Nos besamos, esta vez nuestras lenguas jugaban, nuestros labios se mordían mutuamente. Al mismo tiempo nuestros pechos se juntaban y nos acariciábamos todo el cuerpo, yo rozaba su lindo trasero y ella abarcaba con sus manos desde mi cintura a mis caderas para luego subir hasta mis senos. Recordé una vez más la experiencia anterior con Sandra, (por si no la recuerdan, está en el post "La Fantasía" de octubre 2005), pero si aquello fue un dulce inicio, esto era otra cosa y de verdad que el placer que sentía era increíble, además Teresa era una experta y sabía proporcionar muchísimo placer.Ella bajó un poco más mordiéndome en el cuello para luego chupar mis pechos y lamer y mordisquear mis pezones, mis gemidos iban en aumento y estaba llegando a mi segundo orgasmo. Se puso de costado y con su mano fue bajando hasta tocar mi depilado coñito con sus dedos, metió uno, dos y tres de ellos en mi vagina y comenzó a entrar y salir con ellos, jadeando y lanzando frases entrecortadas. Sin duda estaba tan caliente como yo, ensimismada en el juego, tan conocido para mí. Al igual que mi marido, se dio cuenta que mi túnel tenía mayor capacidad, y no tardó en probar con cuatro y cinco dedos, los que acogí con mucha facilidad, acostumbrada como estaba a la verga gruesa de Carlos. Así que al ver Teresa la holgura de aquel rico estuche, y por los movimientos que yo hacía con mi cuerpo, incitándola a seguir, no dudó felizmente en cerrar su pequeña mano y comenzar a penetrarme lenta, pero sostenidamente. Abrí mis piernas y mi vulva a más no poder, para permitir que Teresa lograra su meta. Sentí su puño, como un inmenso y duro miembro que se hacía paso por mi canal, realmente era una sensación tremenda, primera vez que me sentía llena de carne, que mis músculos a duras penas podían comprimir, me dí por vencida y me dejé penetrar, disfrutando la enormidad, pronto mis jugos abrazaron a mi gigante y Teresa pudo sentir, en su mano, las oleadas de placer que logró arrancar de mi sexo. Teresa, sin saber, había logrado la meta que mi marido buscaba tanto tiempo. Se sentiría feliz, pues yo sabía que era posible, y creo que ahora, mi vulva no pondría obstáculos.

4 comentarios:

Art_Alegoría dijo...

Un texto bien concatenado, a pesar de que en algunos momentos cuando intentas profundizar en la carga erótica, en la descripción mecánica de algunos movimientos se te queda algo desconexo.

Un atento y cordial saludo,

A_A

Caballero Audaz dijo...

art: agradezco tu observación, pero lo desconexo o a veces, incluso lo inconexo, aparece como una reacción inconciente, un desliz involuntario, producido por el desajuste de mis dedos sobre el teclado y la fiebre de mi mente...(llamemosla "fiebre"....)Valga como explicación, aunque agrave la desconexión... sigue comentando.

Anónimo dijo...

Muy erotico, sensual, me ha excitado mucho.

Un besito.

Anónimo dijo...

Ehhhh, no es lectura para horas laborales.